Las competencias transversales o skills

Me gusta el CV en el formato británico porque en él se tiene en cuenta no solo la experiencia profesional y la formación académica del candidato, sino que además permite incluir habilidades particulares que este ha ido desarrollando a lo largo de su carrera y que pueden no estar ligadas a un curso o puesto de trabajo específico: hablamos en este post de las competencias transversales o skills. Para profundizar un poco sobre cuáles son las skills más populares, recomiendo este Diccionario de Competencias Clave. En otros sitios reducen hasta una lista de 10 las skills que un empleador nos requerirá una vez terminemos nuestra formación académica. Ejemplos como estos hay centenares en Internet.

Tal y como yo lo entiendo, las skills pueden ser desde conocimientos en una materia específica (por ejemplo, en botánica) hasta habilidad manual para realizar cualquier tipo de actividad (por ejemplo, para fabricar collares artesanales), pasando, por supuesto, por cualquiera de esas cualidades abstractas que se requieren en prácticamente todas las ofertas de trabajo (por ejemplo, liderazgo). Por rocambolesco que parezca, casi cualquiera de estos conocimientos puede ser transferido y aprovechado en áreas diferentes. Las skills nos permiten definirnos como candidatos más allá de los títulos de los que dispongamos, ya que complementan los conocimientos que se han adquirido de manera formal con otras habilidades que quizás se hayan obtenido fuera de los canales académicos o profesionales habituales. Creo que las skills pueden ser muy útiles para diferenciarnos de otros candidatos que tienen un CV muy parecido al nuestro, que al fin y al cabo tienen pinta de ser muchos. Las skills pueden ser utilizadas para resaltar, para llamar la atención sobre algunos aspectos clave de nuestra candidatura y provocar la curiosidad de un potencial entrevistador. Sintetizando, considero que incluir skills en el CV puede resultar muy útil en los siguientes casos:

  • Cuando eres un candidato que tiene poca formación académica pero mucha experiencia profesional. Imagina una persona que no tiene estudios avanzados pero que ha pasado 8 años trabajando como encargado en una carpintería. Si elabora su CV siguiendo el estilo convencional, quedará hueco, casi vacío, ya que no tendrá manera de justificar habilidades como su capacidad de gestionar la compra de material de diversa naturaleza, sus habilidades de atención al cliente, de elaborar presupuestos, y otras. Menudo desperdicio de habilidades.
  • Cuando dispones de un conocimiento que has adquirido de manera autodidacta.  Un ejemplo real. Tengo un amigo que es delineante de formación, y que ha participado en proyectos de delineación de gran envergadura. Por otra parte, ha dedicado miles de horas de su vida (y doy fe de que son miles) a aprender informática estudiando por su cuenta: lenguajes de programación, sistemas operativos, manejo de redes, reparación de hardware, etc. No obstante, jamás ha tomado un curso de informática. Si pusiera en el CV únicamente aquellos conocimientos que pueden ser respaldados mediante un título oficial, dejaría de incluir aquello a lo que ha dedicado más tiempo y esfuerzo durante los últimos diez años, que además es lo que le apasiona y a lo que realmente se quiere dedicar. Sería un disparate no mencionar esos conocimientos informáticos en el CV; y eso sin considerar otras habilidades como su capacidad de sacrificio, de auto-aprendizaje o su constancia. De cabeza al apartado de skills.
  • Cuando tienes mucha formación académica pero poca experiencia profesional. Este es mi caso. Tengo una ingeniería, un máster y un doctorado, además de tropecientos cursos relacionados. No obstante, todavía no he puesto en práctica estos conocimientos en ninguna empresa. Soy un riesgo. Un empresario no sabe cómo voy a reaccionar dentro de un entorno diferente al académico, así que no me contrata. Además, si redacto mi CV al estilo convencional queda casi ridículo: lleno de títulos rimbombantes por todas partes y con un par de líneas al final dedicadas a explicar lo poco que aprendí durante las prácticas no remuneradas obligatorias de la carrera. Si quiero llamar la atención de un empleador no tengo más remedio que poner cuatro o cinco competencias clave o skills.

En este punto llegan dos preguntas interesantes que  debí resolver antes de redactar el CV:

1. ¿Qué skills tengo yo, en concreto?

Y de todas ellas, porque seguro que son muchas:

2. ¿Cuáles incluyo en mi CV?

Estas dos cuestiones las he ido resolviendo de la siguiente manera:

Estrategia A: Detectar cuáles son las skills que me diferencian del resto de candidatos

Esta fue la estrategia inicial, que modifiqué ligeramente poco después poniendo en práctica la Estrategia B, explicada más adelante.

A medida que me iba apuntando a ofertas de trabajo, iba viendo que se requerían de manera repetitiva una serie de skills: capacidad de trabajo en equipo, habilidades de comunicación, capacidad de organización, resolución de problemas, etc. Teniendo en cuenta mis estudios, mi experiencia profesional en ámbitos relacionados y no relacionados, mis hobbies y mis cualidades personales, seleccioné las que consideraba que mejor me definían como candidato.

Por ejemplo, para justificar mi capacidad de trabajar en equipo (porque por supuesto, las skills hay que justificarlas, no vale solo ponerlas ahí y ya está), mencioné que he formado parte de equipos de baloncesto durante los últimos 18 años. Considero que haber formado parte de diversos grupos humanos durante casi 20 años en persecución de un objetivo específico (ganar un campeonato, o evitar el último puesto de la clasificación), habiendo tenido que hacer frente a situaciones complejas (lesiones) o estresantes (evitar un descenso de categoría) me permite justificar que conozco de sobra cuáles son las actitudes que hay que tomar para trabajar formando parte de un equipo.

De la misma manera hice con otras tres o cuatro skills, que dejé fijas en mi primera versión del CV. Para justificar mi capacidad de comunicación, por ejemplo, incluí el hecho de haber dedicado muchos años a impartir clases particulares de inglés. Por otra parte, para justificar mi capacidad de organización, mencioné el haber desarrollado una tesis doctoral, que te obliga a manejar y gestionar una gran cantidad de información en formatos de diversa naturaleza (planos, mapas, manuales, textos científicos) provenientes de diferentes fuentes (revistas especializadas, organismos públicos, libros, páginas web). Estas cuatro o cinco skills se convirtieron en las que me definían como candidato en todas y cada una de las ofertas a las que me inscribía. Hasta que decidí adoptar la Estrategia B.

Estrategia B: Dar por sentado que dispongo de TODAS las skills. Seleccionar las más apropiadas en cada caso 

A medida que me iba apuntando a más ofertas, me iba encontrando con skills que no estaban en mi CV. Qué lástima, decía, no tengo capacidad de liderazgo, o de trabajar bajo fechas de entrega, o capacidad analítica, o de gestión de proyectos, o muchas otras más. En algunos casos, sustituía alguna de las fijas mencionadas en la Estrategia A por otras que se consideraban imprescindibles para el puesto al que optaba. No obstante, esto era mentalmente agotador: estar replanteándome constantemente cuáles eran mis mejores cualidades, aquellas que quería resaltar ante los empresarios del mundo. Unas veces era una persona con muchísima creatividad, otras un empleado con elevado compromiso con la empresa y otras un individuo con flexibilidad e iniciativa. Decenas de versiones de CVs, cada una con competencias transversales diferentes, qué confusión, ya no sé ni quién soy.

De modo que decidí ser todas esas personas a la vez; es decir, seguir la Estrategia B. Me propuse a mí mismo tener todas las skills posibles que un empresario puede demandar. Si uno requiere que sea un empleado líder, organizado y comprometido, lo seré. Si otro pide que sea creativo, flexible y analítico, también lo seré, por qué no. Mi faena en este punto fue, obviamente, justificar que dispongo de todas y cada una de estas habilidades. Encontrar aficiones, conocimientos aprendidos por mí mismo o experiencias vitales que me permitieran justificar que soy todas esas cosas que ellos quieren que sea. Fue costoso, pero se puede hacer. De hecho, ahora mismo tengo un documento Word en el que justifico 23 skills diferentes (y por supuesto, no está cerrado). Por no alargar mucho más el texto, pondré solo un par de ejemplos.

  • Nunca me he considerado una persona con dotes de liderazgo. Es una lástima, porque es una cualidad que se repite constantemente en ofertas de trabajo alrededor del mundo. ¿Estoy descartado ya? Pues tampoco tiene por qué. Quizás no he liderado grupos humanos en la consecución de ambiciosos objetivos empresariales, pero sí he sido capitán de mi equipo de baloncesto durante ocho años, con la relativa responsabilidad que ello conlleva: mediar con entrenadores o árbitros, motivar a compañeros, tomar responsabilidades en la cancha, etc. Por otro lado, he sido entrenador de baloncesto en diversos equipos de colegio. He tenido que organizar entrenamientos, diseñar estrategias encaminadas a conseguir objetivos concretos, gestionar conflictos entre niños, padres, etc. ¿Tengo capacidad de liderazgo o no?
  • Tampoco he sentido nunca que fuera especialmente creativo. Qué pena otra vez, porque esto es algo que piden como mínimo en la mitad de ofertas que me he encontrado. Sin embargo, si me pongo a pensar, me doy cuenta de que he participado en algunos talleres de escritura creativa o de grabación de cortometrajes; que he ganado un par de modestos concursos de microrrelatos; y que incluso leyeron uno de ellos en un (marginal) programa de radio a nivel nacional. Sé que esto no tiene en absoluto nada que ver con el campo de la ingeniería, pero como mínimo voy a llamar la atención del potencial entrevistador. Quizás él también haya publicado un par de relatos cortos en libros que nadie lee. Como poco, me habré ganado un pequeño porcentaje de su simpatía, porque a ningún jefe le puede disgustar que uno de sus empleados escriba un microrrelato de vez en cuando. ¿Tengo algo de creatividad o no? Pues así hice con todas las skills de la lista que he mencionado al principio.

Así que esta es mi estrategia en estos momentos. Las preguntas 1 y 2 las respondo por tanto de la siguiente manera:

1. ¿Qué skills tengo yo, en concreto? 

– Todas. Y punto. Como mínimo, puedo decir que he ganado en confianza en mí mismo. :)

2. ¿Cuáles incluyo en mi CV?

– Selecciono, de mi «base de datos de skills«, las que más se adaptan en función de lo que requiera la empresa en cuestión. Siempre justificadas, además.

No puedo afirmar que esta sea la estrategia más adecuada porque todavía no tengo trabajo, pero tengo la sensación de que he abierto mi campo de opciones y de que me he ahorrado tiempo para futuras búsquedas de empleo (que supongo las habrá). De modo que, querido lector que has llegado hasta el final de este tocho, me animo a preguntarte ¿incluyes un apartado para skills en tu CV? ¿cuáles son las que empleas más habitualmente?